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A finales de agosto tuve el honor de ser invitada al evento Talks 2 Code de Software Gurú, donde hablé acerca de la cultura de Mobiik, la empresa en la que trabajo. Se trata de una consultora de servicios de TI, pero su filosofía se centra en el aspecto humano. Es decir, sus valores se construyen día a día a través de los hábitos y la actitud de cada colaborador. Después de la presentación, un oyente me compartió en sus comentarios lo que me pareció un modo atinado de resumirlo:
“Es cierto que uno no llega a ser profesional con sólo habilidad técnica. En el desarrollo del perfil TI no se deben descuidar las habilidades de comunicación y empatía con clientes y colegas”.
En efecto, los valores de colaboración, comunicación e innovación se aplican a la tecnología, pero los viven personas. ¡Qué importante es recordar esto en una era en la que existe el temor de que la Inteligencia Artificial asuma roles antes exclusivos del ser humano!
Comunicación
La comunicación es una noción familiar para todos: un emisor, un receptor y un mensaje. Lo crucial radica en el contenido del mensaje. No todos los mensajes tienen un impacto; aquí es donde está la diferencia. Se trata de comprender lo que hacemos, cuál es el problema que estamos tratando de resolver, escuchar activamente, hacer preguntas y comprometernos con los desafíos de los demás, con el objetivo de construir una relación basada en la confianza mutua. Lo que deseamos es mostrar que estamos presentes ante nuestros colegas para mantener un intercambio genuino.
Este enfoque es válido tanto para nuestros clientes como para los “coding wizards”, como nos gusta llamar al equipo técnico de Mobiik, e incluso se extiende a las relaciones interpersonales fuera de lo profesional.
Al adoptar esta mentalidad, pasamos de centrarnos en lo que podemos lograr individualmente a lo alcanzable en colaboración con otros. ¡Literalmente las posibilidades se multiplican por el número de personas involucradas!
El respeto y la confianza son los cimientos de cualquier relación. Por tanto, para cosechar el éxito es indispensable reconocer el valor de los demás. En nuestro mundo cada vez más conectado y colaborativo, la generosidad y la construcción de relaciones de confianza desempeñan un rol crucial en el desarrollo de las carreras de los profesionales de TI. En mi experiencia, esto es cada vez más relevante, a pesar de que raramente se nos inculca en la formación académica.
El autor Adam Grant en su libro "Dar y Recibir: Por qué ayudar a los demás conduce al éxito" explica cómo la disposición a brindar puede transformar no solo nuestras relaciones, sino también nuestras trayectorias profesionales. Plantea la premisa de que, si continuamos entregando, ofreciendo y forjando relaciones de confianza con los demás, al final cosecharemos beneficios. Incluso si solo un 5% de nuestra generosidad regresa a nosotros, podremos llegar a cualquier meta que nos propongamos.
Un ejemplo de lo que les menciono es el modelo de negocio de Gary Vaynerchuck, pionero del marketing digital. Vaynerchuck proporciona contenido gratuito en abundancia; él sostiene que gran parte de su negocio se deriva de las personas que han visto sus videos, muchos de los cuáles simplemente disfrutan de su estilo y contenido. Los resultados son asombrosos. En la actualidad, Gary lidera uno de los imperios más influyentes en marketing y otras áreas. Si verdaderamente brindamos abrimos la puerta a múltiples oportunidades.
Esto no quiere decir que tengamos que abrir un canal de Tiktok. Pero sí entender que, en la comunicación, si se comparte valor, la gente lo aprecia y eso abre la puerta a beneficios futuros. Como dice Grant: "Ayuda con generosidad sin pensar en la retribución; pero también pide con frecuencia, siempre que lo necesites".
Colaboración
¿Para qué hablamos de comunicación? Cuando nos comunicamos es porque necesitamos algo, quizá tan concreto como el cargador de una laptop, o más abstracto como un consejo o una palmada en la espalda. Aquí me gustaría enfocarme en la idea de pedir ayuda. Hay gente que lo ve como una debilidad, pero, muy al contrario, yo lo veo como una señal de inteligencia, humildad y compromiso con el crecimiento personal y profesional. Hay varias razones:
- Fomenta la colaboración: Pedir ayuda demuestra que valoramos las contribuciones de otros y estamos dispuestos a trabajar juntos para lograr objetivos compartidos. Esto contribuye a un ambiente de trabajo más positivo y productivo.
- Acelera el desarrollo profesional: Cada individuo tiene fortalezas y áreas de mejora. Al buscar el conocimiento y la experiencia de otros podemos superar desafíos con mayor rapidez y eficacia. Pedir ayuda acelera nuestro aprendizaje y nos permite alcanzar nuestras metas más rápido.
- Amplía la perspectiva: Al pedir ayuda nos exponemos a diferentes puntos de vista y enfoques. Esto es especialmente valioso cuando estamos atrapados en un problema o cuando buscamos soluciones creativas. Otras perspectivas pueden desencadenar ideas innovadoras.
- Prevenimos errores costosos: Pedir ayuda puede ser una forma efectiva de evitar errores costosos. A menudo, las personas con más experiencia pueden señalar posibles obstáculos o riesgos que nosotros podríamos no haber considerado.
- Creamos conexiones significativas: Al solicitar asistencia, estamos construyendo conexiones auténticas con nuestros colegas y superiores. Esta red de apoyo no solo nos ayuda a superar desafíos, sino que también ofrece oportunidades futuras.
Pedir ayuda es un signo de madurez profesional y un paso inevitable hacia el crecimiento. Al reconocer que nadie tiene todas las respuestas y que todos pueden beneficiarse de la contribución de otros, abrimos la puerta a un desarrollo más rápido, una mayor innovación y un entorno de trabajo más armonioso. La próxima vez que te enfrentes a un obstáculo, recuerda que pedir ayuda no solo es aceptable, ¡sino una poderosa herramienta para avanzar en tu carrera!
Innovación
¿Pero cómo alcanzamos soluciones no sólo satisfactorias sino geniales? Cuando tengamos las conversaciones colaborativas de las que hablamos con anterioridad, aprovechemos la oportunidad para repensar y no aferrarnos a nuestras ideas.
En el fantástico libro de Adam Grant, “Piénsalo otra vez: El poder de saber lo que no sabes”, se narra cómo en 2005 los smartphones Blackberry estaban en su cúspide. La compañía controlaba casi el 50 por ciento del mercado de teléfonos. Personalidades como Bill Gates, el presidente Obama y Oprah declaraban que no podían vivir sin su Blackberry. Pero solo cinco años después, la participación de mercado de la empresa se había desplomado a solo el 1 por ciento. ¿Por qué? Porque el inventor de Blackberry, Mihal “Mike” Lazaridis, no cambió de opinión. Entonces irrumpió en escena el Iphone en 2007 y el resto es historia.
Nunca es buena idea tener las ideas propias como “vacas sagradas”. Pero es aún más problemática ahora que el mundo está cambiando más rápido que nunca y el acceso a la información también se incrementa con celeridad. Lo vivimos hace poco con Chat GPT, que cambió radicalmente lo que conocíamos como Inteligencia Artificial y chatbots hasta hace unos 5 meses.
A Mobiik esto la inspiró para convertirse en una organización “powered by AI” lo que se ha traducido en formar a la “tribu Mobiik” en Inteligencia Artificial, crear nuevas soluciones con IA, optimizar procesos y, por supuesto, innovar.
Este cambio inspiró a los apasionados de la tecnología que laboran en Mobiik a ser más curiosos, a experimentar y a permitirse cometer errores para aprender.
Una buena forma de iniciarnos en la innovación es entrenarnos para pensar como un científico. Los científicos siempre sienten curiosidad por lo que no saben y adaptan sus puntos de vista para que se ajusten a los datos entrantes. No comienzan con respuestas sino con preguntas. Ponen a prueba cuidadosamente sus teorías y confían en la información, no se limitan a la intuición. Esto debemos complementarlo con humildad. Cuando adoptamos una actitud humilde y admitimos que es más lo que no sabemos que lo que sí, nos abrimos al aprendizaje y gradualmente nos volvemos más competentes.
Habilidades técnicas + mindset
En conclusión, el replanteamiento es complementar las habilidades técnicas de un profesional de TI con un “mindset” específico, es decir una forma de pensar y de aprender. El término lo tomo prestado del excelente libro de Carol Dweck, “Mindset: La actitud del éxito”. Según los estudios de la Dra. Dweck sobre la actitud de los niños ante el fracaso con relación al aprendizaje y la inteligencia, algunos quedaban derrotados ante el menor obstáculo mientras que otros salían adelante con renovado esfuerzo. Las actitudes que determinaban estas respuestas las llamó “fixed mindset” y “growth mindset”, o mindset fijo y mindset de crecimiento.
Los valores de la comunicación, la colaboración y la innovación son un mindset de crecimiento de seres humanos que se traduce en el crecimiento de las organizaciones de las que forman parte, y claramente lo he visto en mi trabajo en la industria de TI.
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Marian Suárez
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