El futuro de Cloud Native: distribuido, modular y multi-cloud

El futuro de Cloud Native: distribuido, modular y multi-cloud

Por Chad Crowell, Principal Site Reliability Engineer en Akamai Technologies

El futuro de Cloud Native ya está aquí y no está centralizado. Es distribuido, modular y multicloud por defecto. No se trata de una predicción futurista, sino de la realidad que vivimos en la industria cada día. Las organizaciones ya no operan un único clúster de Kubernetes, sino que hoy en día gestionan múltiples clústeres en distintas regiones, nubes y unidades de negocio para responder a necesidades de escala, resiliencia, cumplimiento normativo y estrategia empresarial.

Hace apenas unos años, la conversación giraba en torno a “migrar a Kubernetes” y consolidar todo en un solo plano de control. Ese modelo funcionó en su momento, pero la proliferación de clústeres es imparable: bancos que requieren infraestructura en varias jurisdicciones regulatorias, empresas de videojuegos que despliegan servidores cerca de sus jugadores en diferentes continentes o proveedores de software como servicio (SaaS) que aíslan desarrollo, pruebas y producción en entornos distintos. Kubernetes nos ha dado un plano de control común, pero también nos obliga a pensar en cómo construir plataformas que no dependan de un solo entorno, sino que abarquen muchos.

En paralelo, los proveedores de servicios en la nube también han cambiado su papel. En sus inicios, elegir AWS, Azure o GCP significaba quedar atrapado en su ecosistema. Hoy en día, los clientes exigen interoperabilidad, portabilidad y libertad para elegir lo mejor de cada nube. Esto redefine el papel de los proveedores, que dejan de ser destinos únicos para convertirse en proveedores de servicios especializados dentro de las estrategias multicloud, con Kubernetes, API abiertas y proyectos CNCF que actúan como el tejido conector que hace posible mezclar y combinar.

Sin embargo, la estrategia multi-cloud va mucho más allá de “usar dos nubes a la vez”. La verdadera oportunidad consiste en consumir servicios best-of-breed sin lock-in, en dar prioridad a la conectividad con CDN, service meshes y egress gateways, y en pensar en plataformas, no en clústeres. Para un equipo de plataforma, no debería importar si el clúster está en São Paulo, Frankfurt o Singapur: cada uno debería verse como una unidad programable dentro de un todo.

En este esquema, la red se convierte en el pegamento invisible. El valor no radica únicamente en la ubicación de los clústeres, sino en la forma en que se comunican entre sí. Tecnologías como Istio, Linkerd, Cilium o Envoy permiten diseñar arquitecturas en las que, por ejemplo, una empresa sanitaria con clústeres en Norteamérica y Europa enruta el tráfico local para cumplir la normativa, pero conecta servicios a través del Atlántico de manera segura cuando es necesario.

Ahora bien, uno de los riesgos del multicloud es que la complejidad recaiga en los desarrolladores. Nadie quiere lidiar con cinco sistemas distintos de IAM ni pasar días configurando la conectividad antes de desplegar una aplicación. Por eso, la ingeniería de plataformas internas es crucial: crear experiencias consistentes y sencillas con flujos como GitOps (ArgoCD, Flux), que abstraen la diversidad de la infraestructura y permiten que los equipos se centren en crear valor. Si no priorizamos la experiencia del desarrollador, el multicloud puede colapsar bajo su propio peso.

Este es el punto en el que la comunidad marca la diferencia. Kubernetes no es solo un software, sino un ecosistema abierto impulsado por proyectos como Prometheus, Crossplane y OpenTelemetry, que surgieron de la colaboración global y no de un único proveedor. Los foros de la CNCF y eventos como el KCD son los espacios donde se comparten conocimientos prácticos y donde se gestan las próximas olas de innovación.

En última instancia, el cambio que necesitamos no es solo tecnológico, sino de mentalidad. Hay que dejar atrás frases como “somos una empresa AWS” o “operamos solo on-premise”, y comenzar a decir: “somos multi-cloud por diseño, optimizamos para resiliencia y productividad, construimos sistemas que abarcan proveedores y regiones intencionalmente”. El mayor cambio es dejar de pensar en el clúster como unidad de diseño y empezar a pensar en la plataforma.

Este cambio es particularmente relevante en América Latina, donde la adopción de Kubernetes está creciendo rápidamente. Muchas empresas están pasando directamente a la nube nativa, sin pasar por etapas intermedias de infraestructura tradicional. Al mismo tiempo, la conectividad local es fundamental: un usuario de Bogotá o São Paulo no aceptará latencias en servicios que solo funcionan en Virginia o Irlanda. En este sentido, una estrategia multicloud distribuida permite ofrecer experiencias locales de alto rendimiento sin renunciar a la escala global. Se trata más de una oportunidad para mejorar la experiencia del usuario y generar crecimiento en una región diversa y dinámica que de una cuestión tecnológica.

De cara al futuro, la conclusión es clara: Kubernetes nos proporciona la consistencia y la comunidad nos ofrece las herramientas; ahora lo que necesitamos es un cambio de mentalidad. El futuro no será centralizado, sino distribuido, modular y multicloud por defecto. Y no se trata de un problema que resolver, sino de una oportunidad para toda una generación.

Te invito a continuar esta conversación y a vivir juntos una experiencia de aprendizaje y reflexión el próximo 29 de agosto. Impartiré una conferencia como ponente principal en KDC Colombia 2025, en la Pontificia Universidad Javeriana. Puedes unirte al evento aquí.