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Con la penetración de la tecnología en prácticamente casi todos los aspectos de la vida cotidiana, los días en que los desarrolladores trabajaban pasivamente, “tras bambalinas”, detrás de un escritorio corporativo y ajustándose solo a los requerimientos del producto, terminaron. Dado el tremendo impacto del software en la sociedad, los desarrolladores desempeñan ahora un papel más que activo para ayudar a los clientes a alcanzar sus objetivos estratégicos y mejorar la vida de todos por igual.
Al ser el motor de la innovación: ingenieras e ingenieros aprenden a conocer el valor de sus habilidades y dimensionan cuál es el potencial de retorno que significan para la inversión del empleador. Con esto, básicamente quiero decirles que tienen el poder de nivelar la balanza en términos de negociación y así, hackear el salario y, ¿por qué no?, el plan de prestaciones y beneficios, de su próximo empleo.
A diferencia de otras disciplinas –en donde la compensación económica versa principalmente en una cuestión relacionada solo con el efectivo que entra a la cuenta cada 15 días–, en el desarrollo de software y la creación de valor con base tecnológica hay otros incentivos sustanciales que también juegan un papel determinante a la hora de decidirse por un trabajo. Aspectos como el equity, ownership y entrenamiento, entre otros, se convierten en más que solo beneficios o facilidades: son auténticos propulsores que ayudan a que tu carrera se torne en una inversión a largo plazo. Esto hace que el crecimiento sea algo que realmente puedas controlar y direccionar acorde a tus deseos y expectativas.
El panorama para los desarrolladores está cambiando, no solo en los países de gran avance, sino también en Latinoamérica. Poco a poco el talento regional se está tomando en serio el protagonismo de su propia carrera, explorando distintos beneficios y aprendiendo de terrenos diferentes. Por eso me gusta colaborar con plataformas como Terminal, que empoderan al desarrollador al darle la ventaja de elegir las condiciones de trabajo que desean. Y si no ha quedado tan claro para nuestra comunidad cómo es que podemos obtener beneficiosos resultados de una negociación para mejorar integralmente nuestra vida, resumamoslo en tres aspectos fundamentales.
Que no cunda el pánico
Lo primero y más importante para estar lista o listo a la hora de negociar es saber lo que quieres. Ya sabemos que el contexto económico es más que volátil y las noticias de despidos masivos o renuncias están a la orden del día; sin embargo, es fundamental mantener la cabeza fría y emprender un análisis muy personal por medio del cual puedas determinar las cosas que son importantes. Mientras que para unos la flexibilidad es primordial, para otros lo es más la compensación económica o el esquema remoto; el punto es que, al hacer este ejercicio, puedas determinar ciertas condiciones que te son prioritarias.
Tener conocimiento de esto no solo te hará más fácil exponerlo ante el reclutador a la hora de la entrevista, sino que también podrás determinar si el acuerdo que te ofrecen se ajusta a tus expectativas. Una ventaja es indiscutible, si no se logra una buena negociación, al menos, no pierdes demasiado tiempo o esfuerzo que puedes invertir en otras propuestas.
Ingeniería inversa
Antes de postular, estudia a la empresa y reconoce su tamaño, trayectoria y sobre todo sus expectativas de crecimiento. Así como en la gran mayoría de las grandes empresas cuentan con tabuladores salariales, que de hecho la gran mayoría de los desarrolladores ya conocemos (de acuerdo con el State of Remote Engineering 2022, 68% de los ingenieros que trabajan a distancia afirman saber claramente el precio de mercado de su función), también es cierto que estos mismos corporativos manejan un abanico bastante amplio de prestaciones, con las cuales puedes jugar un poco. Si bien en ciertos casos la batalla del salario no es precisamente negociable, el territorio de beneficios como seguro médico, cursos o certificaciones, si puede serlo.
Hackear la negociación parte precisamente de saber en dónde estamos parados y preponderar las expectativas que esta empresa tiene. Es decir, hacer una táctica que invierta los papeles. Esto implica conocer información como: cuáles son las necesidades del negocio, cuál es el esquema de compensación, cuáles son las prioridades, en qué punto se encuentra la empresa actualmente, cuál es su estado de fundraising, qué tan fácil es de acuerdo al historial de los directivos crecer, qué tan prometedor es que consigan mayor capital, etc. Toda esta información te permite determinar hasta qué punto la empresa está dispuesta a ofrecer compensaciones que equivalgan a su demanda.
Reconoce los red flags
Cuando pensamos en el proceso de selección y las entrevistas, solemos irnos con la impresión de que el escrutinio va en torno a las habilidades técnicas; la realidad es que cuando alguien ve que eres muy bueno en lo que haces, ya sea que sabes escribir software con buena calidad o rápido, es realmente algo que se espera “de cajón”; lo que te abre la puerta (y hasta las ventanas) son las habilidades interpersonales, no por nada, de acuerdo con TECNA, 70% de los reclutadores afirma que las habilidades sociales son tan importantes como las técnicas para el éxito profesional en el desarrollo de software.
Sin embargo, es importante tener en mente que en ciertas ocasiones el reclutador no tiene experiencia técnica. Desde mi punto de vista, el hecho de que durante todo el proceso no haya una persona técnica que sea capaz de ver qué tan bueno eres y aporte un feedback de valor, incluso más allá del propio proceso de selección, es una súper red flag, pues habla de que las prioridades de la empresa quizá no se alinean tanto con tus expectativas de crecimiento en cuanto a tu carrera.
Una regla de oro bonus a la hora de negociar es saber que podemos fracasar, y eso es normal. Todas y todos cuando empezamos pasamos por ese proceso de reconocer nuestro valor o quizá también confiarnos en el proceso, es parte del viaje. En mi experiencia aprendí que más allá de lo técnico, la empatía es un aspecto clave que permite conectar. Finalmente aunque en el camino varias ofertas pueden perderse, ten la seguridad de que con las que te quedes muy probablemente sean las mejores para ti y tu crecimiento.
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Foto de Jason Leung en Unsplash
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