Por Aníbal Gonda, Director de Desarrollo de Negocios de GeneXus Internacional
Si al mejor estilo de Supermán, pudiéramos mirar con visión de rayos X dentro del bolso de las damas o en el bolsillo de un caballero, entre muchas cosas de uso cotidiano hoy encontraríamos sin duda un teléfono inteligente (smartphone) u otro dispositivo móvil.
Esta realidad corresponde a las tendencias que se reflejan en los medios de comunicación con titulares como: “Para fines de año, habrá más móviles conectados que personas en el mundo”, o “El número de dispositivos móviles es mayor al de las computadoras de escritorio”, por citar algunos.
Como todos sabemos, estos dispositivos inteligentes son diferentes entre sí, tanto en sus características –si tienen cámara de fotos, de video, GPS, servicios de nube integrados, etc.– como en sus marcas y en los sistemas con los que operan.
Pero existen algunas verdades que no están escritas de forma tan clara, y que es muy importante que se tengan en cuenta, especialmente por los desarrolladores que se dedican a hacer apps para estos dispositivos:
1. Son artículos personales. A nadie que yo conozca le gusta, hoy en día, prestar su teléfono inteligente a alguien más, aunque sea a un amigo, porque se considera algo personal, que ya está adaptado a nuestros gustos y tiene nuestra información.
2. Son objeto de admiración. Hoy todos desean tener el último dispositivo lanzado, y muestra de ello son las largas colas de miles de personas que se forman en las tiendas cuando lanza un nuevo dispositivo.
3. Lo tenemos encendido noche y día. En el día, el dispositivo –especialmente los teléfonos inteligentes– va con nosotros a todas partes, y en la noche descansa a nuestro lado, en la mesa de noche. Además, lo primero que hace mucha gente al despertar es revisar su dispositivo.
4. Son objeto de diversión. No solo por la gran variedad de juegos que existen para las plataformas móviles, sino también por otras apps –como los lectores de libros electrónicos, por ejemplo– que nos permiten aprovecharlo en momentos de ocio o espera.
5. Son objetos de cuasi culto. Hay un enfrentamiento evidente entre usuarios de una plataforma versus los de otra, alardeando sobre las prestaciones de su dispositivo. Cada uno de ellos mantiene una fidelidad a “su” marca que solo se asemeja a la que vemos con los equipos de fútbol.
Adicionalmente, las personas utilizan sus dispositivos móviles casi en todos lados, incluso mientras miran la TV, y lo usan para resolver cualquier interrogante que les surja.
Este es, en grandes rasgos, el panorama de los dispositivos para los cuales tenemos que desarrollar aplicaciones.
Pero en muchos casos, cuando este escenario no se comprende del todo, empresas y técnicos dejan pasar esta gran ola al tratar de replicar sus aplicaciones corporativas de ERP, CRM, HRM, etc., en los dispositivos móviles. ¿Es razonable pensar que un usuario usaría un ERP mientras maneja, espera el metro o camina por la calle? ¡Yo creo que no!
Por lo tanto, el planeamiento debe ser “pensar afuera de la caja” respecto a esta nueva realidad y las posibilidades que ofrece.
Veamos un ejemplo: Un turista llega a una ciudad que no conoce, y quiere ir a comer a un restorán. Puede pararse en el centro de la plaza principal, y buscar qué alternativas se le presentan alrededor, o usar su Smart Device, entrar a una aplicación con geolocalización, y buscar más y mejores opciones. La ventaja es que con la app no se tiene que guiar solo por lo que pueda ver en una marquesina, sino que puede encontrar datos del restaurante, e incluso revisar los comentarios de otros comensales para ver si le conviene o no comer en ese lugar.
Otro ejemplo lo tenemos con la firma surcoreana Tesco, que ha llenado las paredes del metro de Seúl con espectaculares que asemejan los estantes del supermercado, y tienen los códigos QR de los productos, para que quienes pasan por ahí puedan hacer sus compras desde su teléfono móvil, y recibir su pedido en casa más tarde.
Solo para tener en cuenta algunos datos, hoy se descargan 1.400.000 aplicaciones a diario en cada market, lo que ha llevado a que este año se haya llegado a los 25 mil millones de descargas de apps para iOS y Android.
¿Cuáles son las posibilidades que tiene un desarrollador para estar en este mercado creciente?:
Crear aplicaciones gratuitas. Se usan para difundir nuestra marca y/o prestar algún servicio, como dónde podemos encontrar el cajero automático de un banco. Estas aplicaciones pueden ganar dinero con publicidad, dependiendo de su popularidad.
Crear aplicaciones de paga. Pueden prestar información o servicios, pero un poco más exclusivos, por los cuales un usuario estaría dispuesto a pagar. Por ejemplo, una guía multilenguaje de la Ciudad de México para turistas.
Crear aplicaciones “Freemium”. Son las que tienen una versión ligera gratuita, y una versión pro de paga.
No podemos olvidar que, fundamentalmente, la forma de tener presencia en el mercado móvil es tratar de ser original, solucionar un problema puntual, no limitarnos a una sola plataforma, cuidar la calidad de nuestro desarrollo y tener siempre presente que nuestros usuarios son personas en movimiento.
Con esto en mente: ¿qué aplicación vas a desarrollar para el bolsillo de tus usuarios?
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