Todos los días nuevos libros y varios artículos hablan de mejorar las técnicas y procesos de desarrollo de software, de como las empresas y startups pueden y deben adaptarse a metodologías ágiles para obtener mejores resultados. “Scrum”, un término que pertenecía al ámbito deportivo, se volvió una palabra clave en la industria de software; incluso uno de los grupos mundiales en estandarización de dirección de proyectos “PMI” se aventó a ofrecer una línea de capacitación y certificación en PMI-Agile.
Lo más curioso de todo es que he podido liderar equipos técnicos y de proyectos en diferentes tipos de industrias, desde startups hasta compañías Fortune 100, en donde el término ágil se utiliza mínimo 4 o 5 veces en cada reunión de planeación y seguimiento para dar tranquilidad a todas las partes de que se está al día y que el resultado final va a ser todo un éxito.
Pues bueno, la cuestión no simplemente de hablar y saber la terminología, ni cuantos libros se lean, ni cuantos autores se mencionen, allá afuera hay miles de títulos que se pueden encontrar pero ninguno le garantizará que el suyo va a ser un caso de éxito, porque al final de cuentas de usted depende de lo bien que adapte las recomendaciones a sus necesidades.
Hoy voy a cruzar la delgada línea, que nunca nadie nombra y es que ágil no es solamente iterar, tampoco es hacer en menos tiempo una mayor cantidad de entregables, es aclarar objetivos y priorizarlos, transformarlos en software funcional que se puede probar con el usuario final para validar su correcto funcionamiento y retroalimentar el proceso lo más temprano posible para que el ajuste de cambios sea la constante y en menor tiempo se logren los resultados deseados, de esta forma los recursos se invierten de manera apropiada en desarrollar funcionalidades que realmente van a impactar positivamente los objetivos propuestos y que definitivamente van a llenar las expectativas de los usuarios finales.
Hay ciertos valores que deben ser parte de un equipo de desarrollo ágil, como ser disciplinados, perseguir la excelencia, definir métricas que ayuden a validar que los objetivos propuestos se cumplen de acuerdo a lo planeado y que de no ser así se toman las medidas correctivas en el camino para lograrlo y que a medida que pasa el tiempo también el grupo se auto evalúa para lograr una mayor efectividad. Los equipos que carecen de esto no van a ser del todo ágiles y van a fracasar en su intento por obtener grandes resultados.
Comparando esto al momento de desarrollar una start up de tecnología, definitivamente nos damos cuenta que se alinea bastante con la cultura que se quiere fomentar en un grupo donde se requiere mucha disciplina, autocrítica, enfocarse en los objetivos principales para sacar adelante la idea y ser efectivos en la menor cantidad de tiempo para lograr impactar a nuestros usuarios de tal forma que logremos sacar adelante nuestra idea y tengamos tracción.
Para los que quieran entender de donde viene todo este movimiento y quieran profundizar en el tema, les recomiendo leer el manifiesto ágil [http://agilemanifesto.org/] (Agile Manifesto en inglés), el cuál le dará las herramientas necesarias para seguir adelante.
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Omar Duque (@omarduque) es líder de ingeniería en Bunny, Inc.
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