Red Hat Software fue fundada en 1993, hace 25 años. Durante su primer par de décadas, Red Hat se enfocó en impulsar el software libre, y Linux en particular, como una opción viable para cómputo empresarial.
Sin duda, han sido exitosos en esa misión. Hoy, Linux es el sistema operativo de facto para servidores en internet. De la misma manera, la mayoría de las herramientas y plataformas modernas para construir y operar software, son open source: Git, NodeJS, Jakarta EE, .Net Core, Angular, Spark, Kubernetes, entre otras.
Ante esto, Red Hat ha venido reformulando su estrategia desde hace algunos años. Atrás han quedado los días de pelear por Linux y el software libre. ¿Cuáles son los nuevos horizontes entonces? Justamente para entender eso asistí al pasado Red Hat Summit.
El nuevo mantra de Red Hat es “nube híbrida abierta”, y está basado en el reconocimiento de dos grandes preocupaciones en las empresas:
- No quieren/pueden tener todas sus cargas de trabajo en la nube pública.
- No quieren quedar atrapadas (locked-in) con un solo proveedor de nube.
Es así que Red Hat ha estado adquiriendo y contribuyendo al desarrollo de herramientas para mitigar estas preocupaciones, y la gran mayoría de estas han quedado bajo la familia de OpenShift.
El concepto de nube híbrida no es algo nuevo. IBM lo ha estado pregonando desde 2010 por lo menos, y Microsoft también lo ha hecho más recientemente. Sin embargo, parece que es difícil creerle este argumento a empresas que son proveedores de nube pública, se necesita un intermediario “pure-play” (que no le interese atarte a su data center) para dar esta confianza. Es así que dos de los anuncios de mayor relevancia durante el Red Hat Summit fue la oferta conjunta de OpenShift tanto sobre Microsoft Azure como sobre IBM Cloud Private.
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