Retroalimentación

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Las profesiones llamadas “creativas” no son fáciles. Además de los temas a dominar en el diseño (colores, tipografía, proporciones, etc.) debemos acostumbrarnos a no solo recibir retroalimentación ─a veces brutal─ de nuestros maestros y colegas, sino a reflexionar en ella e implementarla en nuestro trabajo.  Hace unos  diez años, mi amigo Carlos y yo teníamos revisiones de tesis con Sherrie Sinclair. En esos días, a ambos nos podían encontrar siempre en el laboratorio de animación recargados sobre nuestras tabletas y con el rostro plagado de nervios.

Gus y Carlos

Las revisiones eran devastadoras, si bien Sherrie se esforzaba por ser de lo más amable, encontraba errores en todos lados, que me hacían sentir como si no hubiera aprendido nada, como si nunca me fuera a graduar. Cuando Carlos terminaba su revisión tenía la misma cara que yo. Realmente todas las entregas en la escuela eran parecidas, uno presentaba su trabajo ante el maestro, que ni tardo ni perezoso, comenzaba a despedazar a punta de imprecisiones, proporciones que no funcionaban, colores mal seleccionados (esta me pasaba muy seguido) y un enorme etcétera.  Después abría el piso a otra ronda de retroalimentación con los colegas estudiantes.

Exponiendo

Ahora que llevo años dedicándome al desarrollo de la imagen, noto lo vital que es este proceso para nuestra educación. Ya sea que uno venga de una escuela o que haya aprendido en el trabajo. Si uno se la vive dibujando ─por ejemplo─ sin alguien que le haga notar errores de proporciones o perspectiva, probablemente repetirá esos errores en su práctica y no se moverá en la dirección correcta, menguando así su aprendizaje. Uno de mis profesores un día ─en que a todos nos fue particularmente mal con las revisiones, por cierto─ nos dijo, y parafraseo: "Podría pasarme todo el día diciéndoles lo bonito que les quedó, porque veo y aprecio el esfuerzo que han puesto en su trabajo, pero eso no los ayudaría a crecer."

Con el tiempo y a la distancia, puedo asegurar que las personas que pueden escuchar retroalimentación sin tomarlo personal, y que tienen la fortaleza de no solo escucharlo, sino de implementar lo escuchado en su trabajo, usualmente son los que mejoran más rápido en su oficio, sea cual sea. Al fin y al cabo, si solo la práctica hiciera al maestro, no existiría un solo taxista que manejara mal.  

Dibujando