Luego vino el auge de las punto com, con un descubrimiento fundamental: todo el mundo podía tener presencia en Internet, con diseños más atractivos pero estáticos, que se convirtieron en un escaparate de publicidad para las empresas. Sin embargo, estos sitios al estar generalmente disociados de modelos de negocios sólidos, sucumbían del mismo modo meteórico en que habían surgido. Pero quedó un sobreviviente: la página personal. Ahora cualquier persona podía tener un espacio en Internet para subirse a su caja de zapatos, contar sobre su vida, actividades, mascotas o cualquier cosa que le interesara. Estas páginas solían ser el secreto mejor guardado de la red, con direcciones obtusas que sólo los amigos cercanos visitaban, a menos que uno tropezara con una de ellas por accidente. Mi primera página aún está disponible en http://www.cs.utep.edu/robotics/temporal/ (noten que no hay referencia a mi nombre, ni al contenido de la página). Ahora bien, ¿qué hay de la autopista de la información en estas páginas personales? Bueno, yo opino que era una autopista muy rudimentaria, donde las referencias a temas de interés consistían en hiperligas a otras páginas. De nuevo, el contenido era en su mayoría estático, y el trabajo de mantenimiento consistía en eliminar y actualizar las ligas muertas.
La penetración de tecnologías como DHTML y javascript dio lugar a páginas de diseño más dinámico, en las que el visitante podía interactuar y decidir qué información deseaba ver. Hasta aquí podemos rastrear la evolución de Web 1.0: páginas de contenido más dinámico y visual, pero con información centralizada que debe ser consumida en el lugar y el formato que su creador ha decidido. Y la caja de zapatos todavía sigue siendo un lugar escondido. Como referencia, el lector puede consultar mi página académica, en http://webdia.cem.itesm.mx/ac/rtrejo. Ésta lleva demasiado tiempo sin actualizar, pero podrán notar que indica mi nombre, y en algunas ocasiones recibe algunos visitantes perdidos que se interesan en un curso que no enseño hace años.
Llegamos así a Web 2.0. Más que un estándar, en realidad es un concepto, un cambio de paradigma. El más importante es la descentralización de la información. En vez de enlazar a ligas que contienen grandes bloques de información, se puede optar por acceder a servicios que nos proporcionan un fragmento de información específica que puede ser actualizada de manera dinámica por su dueño y transparente para la entidad que consume la información. Aún mejor, ya no existe un formato predeterminado para la información, la cual puede incluirse dentro de nuestra página personal en el formato más apropiado y consumirse por otros dispositivos, como los teléfonos celulares.
La primera característica de Web 2.0 es la descentralización. Los creadores de información pueden recopilarla, clasificarla y hacerla disponible en segmentos significativos. ¿Qué pasa con la caja de zapatos? Pues que ahora nuestra capacidad de expresarnos es mucho más rica, y se puede incluir en nuestras páginas personales información creada por terceros de manera directa. Como resultado, se hará común que el viajero de Internet acceda a información desde un sitio distinto a donde ésta fue creada. Lo que nos lleva a la segunda característica: el poder para el usuario; el poder de generar información, publicarla, agregarla o reagruparla. No en balde los blogs de los reporteros de CNN fueron en un momento más populares que el sitio oficial de la cadena noticiosa. Existe una tercera característica: el concepto de comunidad. Las páginas personales ya no son más islas solitarias. Los usuarios se congregan: publican sus videos en YouTube, resuelven los problemas de otros en foros, o dan a conocer sus datos más personales en hi5. Herramientas tales como las etiquetas inteligentes (smart tags) y los nuevos algoritmos de búsqueda harán que el contenido agregado en las distintas páginas personales sea más fácil de encontrar. En todo caso, es muy seguro que alguien más de la misma comunidad encuentre la nuestra.
Consideren mi página actual (rulopotamo.spaces.live.com). Tiene mi nombre, y pertenece a una comunidad. En ella encontrarán información sobre temas de mi interés, y podrán notar el video y el pronóstico del tiempo, extraídos de fuentes externas. Subirse a la caja de zapatos en Internet nunca fue más sencillo.
La adopción del concepto Web 2.0 tiene varias consecuencias que proveedores y usuarios deberán considerar. El concepto de propiedad de información se está redefiniendo; el problema del copyright, uno de los puntos sensibles de Internet, se agudizará más con las tecnologías emergentes (Paramount Pictures aún libra una batalla que parece perdida con YouTube). Es claro que los modelos de negocio deben replantearse. Existe también el problema de calidad de información, y el cómo discernir cuál es confiable o verídica ante la gran cantidad disponible, y cómo el sitio donde se encuentre no será necesariamente el mismo que la genere.
Queda un último detalle. Ya recibo más visitas en mi página. Pero no estoy seguro si los viajeros de Internet lo hacen por su interesante contenido, o sólo como medio para tener acceso a las páginas de mis amigas. Y dicho esto, me bajo de mi caja de zapatos.
Acaerca del autor
Dr. Raul A. Trejo es profesor investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Estado de México. Aunque su área de especialidad es la inteligencia artificial, siempre ha sido un apasionado de la Ingeniería de Software y de la programación en particular. Ha programado en Basic, Pascal, C y sus derivados, pasando por lenguajes más esotéricos como Lisp, Scheme y Prolog, antes de dejarse convencer por la programación orientada a objetos. ASP y C# están en su mira.
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