50 Años de la Computación en México

Reseña histórica

Este año estamos celebrando los 50 años de la computación en México, y se han venido realizando una serie de eventos al respecto. Aprovechemos esta oportunidad para echar un vistazo a los principales acontecimientos durante estos 50 años.La primera computadora en México
La historia comienza en 1955, año en que el Ing. Sergio Beltrán López plantea al Dr. Nabor Carrillo Flores (entonces rector de la UNAM) la adquisición de una computadora. El Ing. Beltrán se había interesado en esto a raíz de los resultados de un proyecto de resolución de ecuaciones simultáneas que hicieron en conjunto con la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). En la resolución de este proyecto los investigadores mexicanos habían tardado 9 meses, mientras que la UCLA solo había tardado 3 semanas utilizando una computadora IBM-650. Fue así que la UNAM firmó un contrato con IBM para rentar una IBM-650 por un total de $25,000 pesos mensuales.

El 8 de junio de 1958 abrió sus puertas el Centro de Cálculo Electrónico (el CCE), ubicado en el sótano de la antigua Facultad de Ciencias, donde se instaló la IBM-650.  Esta máquina operaba con un tambor magnético con capacidad para 20,000 dígitos, realizaba 1,300 operaciones de suma y resta por segundo y funcionaba con lectora y perforadora de tarjetas, adoptando un sistema numérico llamado bi-quinario. Las primeras tareas que se le encomendaron a esta computadora fueron las de resolver problemas de astronomía, física e ingeniería química.

Se unen otras universidades
Posteriormente, en 1961 el IPN inauguró su centro de cómputo, el CENAC, y en 1964 el ITESM instaló su primera computadora, y poco después inauguró la primera carrera de computación en el país. La UNAM, el IPN y el ITESM se convirtieron en polos de atracción de estudiantes curiosos y tenaces que deseaban acercarse a ese nuevo universo de la computación.

Los primeros posgrados
El Centro Nacional de Cálculo del IPN instituyó a fines de los años sesenta la primera maestría en ciencias de la computación. La UNAM hizo lo propio en 1975. Para finales de los años 70, el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS) de la UNAM contaba con 20 doctores en computación.

La década perdida
La década de los ochenta fue muy difícil para las ciencias de la computación en México. En un periodo menor a tres años, todos los grupos de investigación de las universidades públicas en México se redujeron considerablemente y en algunos casos desaparecieron por completo. A finales de esa década, el escenario económico en las universidades públicas hizo muchos estragos en los grupos de investigadores dedicados al cómputo; a este episodio de la historia de la computación en México se le denominó “La década perdida”.
No obstante, para instituciones privadas como el ITAM, la UDLA, o el ITESM, fue un período clave para la formación y crecimiento de su plantilla de doctores en computación dirigidos hacia la investigación.

Nuevo impulso de Conacyt
En la década de los noventas, el CONACYT da un fuerte impulso a la realización de investigación a nivel nacional y se crean nuevos centros de investigación tales como: El Centro de Investigación en Computación (CIC) del Instituto Politécnico Nacional, el Laboratorio Nacional de Informática Avanzada (LANIA) en Xalapa, Veracruz; la Coordinación de Ciencias Computacionales del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Departamento de Ciencias de la Computación del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), entre otros.

La llegada del siglo XXI
En la primera década de este siglo, se dieron avances notables como el primer enlace internacional de voz sobre IP nativo en 2002 ; el primer enlace de comunicación interactiva con formato para televisión digital en Internet en 2003 , la Inauguración de la Red Inalámbrica Universitaria (RIU) en 2006, la inauguración de la supercomputadora
KanBalam en 2007 entre otros.


Conclusión
En estos 50 años de la computación en México se ha demostrado el desarrollo que ha tenido esta floreciente ciencia gracias al tenaz esfuerzo de hombres y mujeres que están convencidos de que en este país hay oportunidad de alcanzar un sueño. Tal es el caso de los más de 400 doctores en computación o áreas similares que se encuentran en diferentes instituciones de educación superior en nuestro país.