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Conforme la algarabía alrededor del bitcoin se está asentando, lo que no se detiene es el gran interés por explotar la tecnología que lo sustenta, es decir el blockchain.
Similar a la computadora personal o al internet, el blockchain posee la capacidad para transformar la forma en que personas y empresas realizan sus actividades. Sin embargo, en lugar de revolucionar la producción física o la logística, el blockchain podría redefinir los procesos transaccionales —y relaciones que los acompañan— que existen entre individuos, empresas y gobierno [1].
Un concepto familiar
En esencia, el concepto del blockchain es algo con lo que estamos muy familiarizados, es una simple bitácora o libro contable. Al igual que un libro escrito, un blockchain tiene capítulos —bloques— de información que son agregados de manera secuencial en el tiempo.
Sin embargo, el blockchain difiere de los libros contables tradicionales en dos formas particulares:
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Está compartido. Típicamente los libros contables se controlan de forma centralizada, existiendo una entidad con autoridad para administrarlo, que se hace responsable por su veracidad e integridad. En comparación, un blockchain es un libro distribuido y compartido, donde distintos nodos o participantes tienen una réplica exacta. Ningún participante controla el blockchain, sino que las adiciones de información se realizan por consenso.
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Es inmutable. Un blockchain almacena toda la historia de si mismo, regresando hasta su primer bloque, conocido como el bloque génesis. La identidad de cada nuevo bloque está compuesta, en parte, por la identidad del bloque anterior. Dado que cada bloque está intrínsecamente ligado al que lo procede, prácticamente es imposible cambiar su contenido o identidad.
Así que para registros compartidos tales como lo sería un contrato, el blockchain cambia la forma en la que pensamos en la propiedad, transparencia y seguridad. Hace unos años, The Economist definió acertadamente en un artículo al blockchain como una “máquina de confianza”, ya que permite a personas o empresas que no tienen confianza entre sí para que puedan colaborar sin necesidad de recurrir a una autoridad central [2].
Contratos inteligentes
Aunque la implementación original del blockchain usada para el bitcoin no contemplaba soportar contratos, contenía un mecanismo natural para llevar el registro de propiedad de los bitcoins. El blockchain de Ethereum expandió este concepto para soportar contratos inteligentes. Pero, ¿qué es un contrato inteligente? En palabras simples, es un mecanismo para asegurar que un software puede ser ejecutado, auditado y probar lo que hizo. El software en cuestión puede ser algo tan sencillo como una función o microservicio que pueda ser disparado remotamente.
Blockchain federado
Un blockchain se puede clasificar en dos grandes tipos: público y cerrado (permissioned).
Como podrán imaginar, un blockchain público está abierto a todo el mundo y los participantes son anónimos. Cualquiera puede descargar un blockchain público, acceder todo el histórico de transacciones y agregar una nueva transacción. Así funcionan las criptomonedas.
En comparación, en un blockchain cerrado solo pueden participar un número limitado de participantes cuyas identidades son conocidas. A su vez, se puede distinguir a los blockchains cerrados como privados y semi-privados; los privados son utilizados internamente por una sola organización, mientras que los semi-privados —también llamados federados— son usados por un grupo de organizaciones, como por ejemplo un consorcio o una red de proveedores en una cadena de suministro. La figura 1 muestra esta clasificación.
Figura 1. Tipos de blockchain. Fuente: BlockchainHub, Toptal.
La figura del blockchain federado es la que es de principal interés en el contexto empresarial, ya que es donde están los casos de uso en los que mejor se puede aprovechar las características del blockchain. Actualmente existen por lo menos 40 consorcios distintos de blockchain federado, aunque todavía se encuentran en su infancia y hay bastante volatilidad entre ellos.
La figura 2 muestra algunos de los principales consorcios y sus miembros. Como podemos apreciar, la mayoría de las empresas involucradas corresponden al sector financiero, que dada su naturaleza son los pioneros en adopción del blockchain, pero otras industrias ya están investigando cómo sacarle ventaja y pronto veremos más consorcios con empresas de sectores como retail, logística y salud, entre otros.
Figura 2. Principales consorcios. Fuente: Let’s Talk Payments, Toptal.
Conclusión
El interés e inversión en aplicaciones empresariales del blockchain solo tiene un camino posible, para arriba. Aunque no seas un entusiasta de las criptomonedas, si estás en el ámbito de tecnologías de información empresariales, necesitas entender qué es el blockchain y cómo podría aplicarse.
Ahora, estar abierto a poder usar el blockchain no significa aventarse inocentemente a usarlo en la primera oportunidad que tengamos, o andar buscando problemas para una solución (normalmente se hace al revés). Es un hecho que muchos aparentes casos de uso del blockchain bien se podrían resolver con una base de datos centralizada complementada con controles adicionales (ej. cifrado, firmas digitales, replicación), lo cual sería más sencillo y con mejor desempeño. Pero aun así, necesitamos dejar abierta esa puerta, considerarla como una herramienta más que podemos utilizar para resolver problemas.
Referencias
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S. Patel. “Beyond Crypto: Blockchain Applications Deliver Enterprise Solutions”, Toptal Insights. http://swgu.ru/x1
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“The Trust Machine”, The Economist, octubre 2015. http://swgu.ru/x2
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J. Scott “The blockchain beyond bitcoin”, O’Reilly Media, junio 2018. http://swgu.ru/x3
Pedro Galván es director de contenidos y tecnología en Software Guru.
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