¿Emprender o no emprender?

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Parece todo un dilema, sin embargo en un recorrido por las principales enciclopedias en la web podemos encontrar que emprender es una actividad que implica pensar, planear y actuar. Eso significa que muchos de nosotros somos emprendedores desde que buscamos tener una amistad con alguien, conseguir un objetivo, pensar y actuar para hacer un negocio, o hacer un plan para volver realidad cualquier idea.

Podemos emprender desde muchos lugares y formas. En las empresas y organizaciones se les conoce como intrapreneurs y muchos de ellos son el factor de cambio en las empresas, líderes especializados, organizadores, etc.

Emprender en TI ofrece una gran cantidad de oportunidades, podemos ser emprendedores en redes sociales, multimedia, desarrollando algoritmos de cualquier tipo, a fin de cuentas, de acuerdo con las definiciones, todos de alguna forma somos emprendedores, y quizá sólo nos hace falta saberlo con precisión.

Emprender incluye una decisión para actuar y lograr, y siempre por alguna causa inexplicable, el mero acto de emprender tiene sus detractores. Pero lo importante es no darse por vencido en lo que quieres lograr, pues recuerda que en la industria de TI hay muchos ejemplos de quienes han llevado sus ideas desde la cochera hasta el éxito.

Y en este punto, siempre resulta interesante mirar hacia dentro de las empresas, ya que ahí existe la posibilidad de contar con emprendedores cuyas propuestas pueden ser muy valiosas. Hay ejemplos de grandes compañías que cuentan con directores creativos, directores de plantas de manufactura, que bien podrían llamarse “emprendedores internos”. Si encuentras en tu empresa esta clase de talento, no dudes ni un segundo en desarrollarlo.

También hay que distinguir entre el emprendedor y el organizador. Un factor diferencial es que el emprendedor tiene un plan de acción y es responsable, mientras que el organizador solamente junta y dirige las voluntades, pero al final no se hace responsable.

El tema de los emprendedores internos no es un asunto solamente de las grandes empresas, ya que la gente con ganas de hacer bien las cosas se encuentra por todos lados. Por otra parte, tampoco existen edades para definir la personalidad emprendedora, pues hay quienes empiezan muy temprano y quienes se toman su tiempo. Al igual que con la inteligencia, no hay muchas diferencias entre los sexos ni tampoco de raza, o religión, para contar con una personalidad emprendedora.

Si revisamos la vida de los grandes emprendedores, podemos ver claramente varias coincidencias que pongo a su consideración:

  • Nunca se dan por vencidos.
  • Tienen ideas, las defienden y la evolucionan conforme pasa el tiempo.
  • Saben trabajar en equipo.
  • Su negocio no siempre funcionó a la primera.
  • Siempre tienen una actitud positiva.

Sin embargo, a pesar de contar con la personalidad del emprendedor y una buena idea, una limitante para emprender puede ser la falta de recursos económicos, por lo que se vuelve necesario buscar algún tipo de apoyo o financiamiento externo.

Muchos de los emprendedores corren riesgos, pero en muchas ocasiones se trata de riesgos medidos, o al menos se plantean con escenarios de emergencia, ya sabemos, el famoso “Plan B”. Las nuevas plataformas de servicios, especialmente en la nube, por ejemplo, no son un riesgo en sí mismas, pero el riesgo está en no medir las implicaciones del negocio. Ahora se está volviendo común pensar en modelos de negocio en la nube y cobrar por su uso, por transacción, pero esto podría tener implicaciones negativas si por algún motivo no se calcula bien el precio de la transacción. Así pues, un modelo que todos conocemos es el modelo híbrido, que consiste en una renta básica más transacciones adicionales, tal como lo hacen muchos de los planes tarifarios de teléfonos.

Organizando proyectos

Existen muchas formas de organizar los proyectos de los emprendedores, ya sea a partir de una empresa que debe competir contra otras, o dentro de la empresa misma. La gran mayoría coincide en que es buena idea contar con un plan de negocios, pero la pregunta que siempre surge es ¿cómo se hace un buen plan de negocios? Hay miles de formas de hacerlos, pero es recomendable saber a quién se le van a presentar para armarlos de acuerdo con quien va a poner el dinero.

En el sector de TI en México, los planes de negocios que se presentan ante el Gobierno Federal deben ir orientados a la generación de empleos o al desarrollo de innovación. Pero estos planes son totalmente diferentes cuando se presentan frente a los bancos, pues éstos buscan principalmente la recuperación del dinero que prestan y esperan que el modelo presentado garantice al menos esto. Por otra parte, existen los inversionistas externos, que lo que buscan es un alto retorno de su inversión por jugársela con la empresa. Como puede deducirse, estas tres formas de obtener recursos demandan una presentación diferente, aunque el proyecto sea el mismo. En otras palabras, hay que presentarlos de acuerdo con el interés del que va a poner el dinero.

Cuando la empresa decide no buscar fuentes externas de financiamiento, entonces el ritmo del proyecto depende directamente de las utilidades generadas por la empresa. Será entonces cuando habrá que preguntarse si el proyecto va a llegar realmente a tiempo al mercado o quizá se haga demasiado tarde, y ya no valga la pena sacarlo debido a las pocas posibilidades de recuperar la inversión. Como dicen por ahí: lo difícil no es tomar las decisiones sino saber vivir con las consecuencias.

De cualquier forma, hay que tener presente que todas las grandes ideas nacieron siendo pequeñas. Afortunadamente, en el mundo del software existen millones de ideas que podemos plantear y hacer crecer, y no es un requisito que nazcan siendo grandes.

Los dispositivos móviles, por ejemplo, nos permiten hacer hoy muchas cosas que antes solamente unos pocos podían lograr. Tan sólo en este nicho, tenemos un campo de acción tan grande como lo sean nuestras ideas, ya que desde ahí podemos servir a muchas otras industrias y sectores como: salud, educación, entretenimiento, deportes, restaurantes, pequeños negocios y un largo etcétera. Nuevamente, el límite es nuestra imaginación: el dinero para hacer el proyecto es sólo un asunto que resolver, pero no el objetivo final.

Los proyectos de TI tienen en común que deben reunir diversas variables; hay que juntar todas las piezas del rompecabezas, ya que sin duda vamos a requerir de personas, procesos, tecnología y dinero para poder armarlos.

En resumen, emprender no sólo se hace una vez, y para algunas personas es algo tan común que se vuelve casi un vicio —valga la comparación— porque sencillamente no pueden dejar de emprender una y otra y otra vez. Pero lo importante siempre es concretar un emprendimiento antes de empezar otros, porque si no entonces estaremos generando ideas y no proyectos, productos y servicios, que es finalmente de lo que se vive en cualquier industria.

Emprender en TI no es difícil, pero se necesita tener ganas de hacer la diferencia. Hay que recordar que los emprendedores no nada más son quienes están dirigiendo la empresa, sino que también pueden estar al frente de sus departamentos o áreas, e incluso puede haber por ahí emprendedores en espera de ser descubiertos.