Explicando la Calidad de Software Usando Sillas

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Aunque en principio puede parecer que los costos de contratar el desarrollo de un software a la medida a través de una empresa especializada son mucho mayores que si contratamos a un equipo de freelancers, es importante evaluar todos los aspectos involucrados, especialmente la calidad y tiempo de entrega, lo cual a la larga puede resultar incluso más caro. Para entender esta dicotomía, pensemos en cómo funciona la calidad en el software comparándola con algo más tangible como la elaboración de unas sillas. Imaginemos la siguiente historia ...

Una empresa hotelera en crecimiento ha decidido cambiar las sillas de sus lujosos hoteles alrededor del mundo. La dirección de operaciones ha decidido descartar las soluciones “de caja” ya que una silla prefabricada y empaquetada no soluciona las necesidades y requerimientos especiales de sus hoteles más fastuosos. Así que el personal de compras se da a la tarea de buscar fábricas de sillas para cubrir las necesidades especiales y los altos requerimientos de las mismas. Después de algunos días dicho personal entrega un análisis a su jefe inmediato al cual le dicen lo siguiente:

"En general todos las fábricas de sillas requieren de un análisis de entre 1 y 4 semanas tan solo para analizar qué tipo de silla necesitamos y a partir de esto poder realizar una cotización".

Algunas caras de asombro se dejan ver en la reunión mientras que una gerencia que no conoce la importancia y sensibilidad del tema, expresa:

"Yo tengo un conocido que se dedica a eso, es un excelente ebanista quien ya ha fabricado una gran cantidad de sillas y además trabaja a un precio muy económico, yo podría llamarlo y concertar una reunión".

La reunión termina con la decisión de contratar al ebanista para que elabore una silla de prueba, y adicionalmente escoger a alguna de las fábricas de sillas para que realice el análisis.

Al día siguiente, un par de personas de una de las fábricas de sillas hacen una visita y realizan una enorme cantidad de preguntas: cuál es el perfil de los clientes del hotel, cantidad de estrellas de los hoteles, ubicación geográfica de cada uno, altitud, cercanía al mar, etcétera. La gran cantidad de preguntas llega al grado de desesperar a más de uno del personal que los atiende y que ya entre pasillos comentan:

"¿Para que tantas preguntas? Sólo pedimos hacer una silla"

El equipo de la fábrica de sillas se retira y comenta que en una semana enviarán la cotización.

Por su parte, el ebanista llega varios días después de que lo citaron, se disculpa sin mucho afán ya que ha tenido mucho trabajo y hasta ese día ha tenido tiempo de atender la solicitud. Sin embargo, se torna muy seguro, pregunta el tipo de madera del cual quieren las sillas, toma algunos datos con un lápiz en una pequeña libreta ya con muy pocas hojas, hace algunas señas con las manos indi- cando el tamaño que tendrá la silla, murmura unas palabras para sí mismo; piensa un poco y un par de minutos después comenta que estará en una semana y que el costo será de $1,000.

Pasa la semana y llega la cotización de parte de la fábrica de sillas. De acuerdo con esta, el costo será de $50,000 por el diseño y la configuración de la maquinaria de la fábrica mas $500 por cada silla. Además comentan que el tiempo requerido para el diseño y la configuración será de 6 meses explicando que es el tiempo mínimo que se toma reconfigurar la maquinaria de la fábrica de sillas y que se requiere el 50% de anticipo.

Al día siguiente el ebanista llega con su preciosa silla con un excelente acabado y con algunos detalles y adornos que le mermaron su utilidad.

En la siguiente reunión para tratar el tema, estos son algunos de los comentarios que se escuchan de parte de los gerentes:

"¡El precio de la fábrica de sillas es ridículo! ¿Nos van a cobrar por configurar su maquinaria? ¡Es una fábrica! ¡Deberían de ser más rápidos!"

Ante esto, y a pesar de que algunos no están convencidos y saben que algo no está del todo bien, se toma la decisión de con- tratar al ebanista para hacer todas las sillas.

Unos días después citan al ebanista para negociar la elaboración de las 300 sillas de cada uno de sus 10 hoteles, y como es evidente la empresa hotelera busca que el ebanista les cobre menos por la fabricación de las mismas, al fin y al cabo son 3,000 sillas así que por volumen debe de ser más barato. Se le da al ebanista un plazo máximo de 2 años, por lo que tendrá que contratar a algunos amigos y compañeros de su oficio. Después de negociar mucho, fijan el precio en $750.00 por silla, el ebanista hace cuentas para sí mismo y piensa:

"Son $2,250,000.00 ¡claro que me conviene!"

Al cabo de 4 años, el ebanista y sus compañeros terminan las sillas. Todas son similares pero no idénticas como esperaba la dirección de la empresa hotelera. Además, no resultan tan útiles en algunos hoteles donde la humedad o el clima les presentan problemas mayores con la calidad.

Al igual que en esta pequeña historia, cuando se habla de desarrollo de software es común que se piense que los costos por el análisis y diseño son excesivos; peor aún si se mencionan actividades como la gestión de la calidad, gestión de la configuración o instalación en producción. Esto sucede porque el software, al ser un bien intangible, se vuelve susceptible de apreciaciones erróneas como: "si se hace bien a la primera, no hay razón para que tenga errores", "¿para qué necesitas analizar si ya te dije lo que quiero?", "¿establecer una arquitectura y un diseño?, ¡ni que fuera un edificio!".

Si bien las características del software lo hacen un blanco natural para este tipo de cuestionamientos por parte de los clientes, nosotros mismos como profesionales del software también lo mutilamos con el uso de malas prácticas, por ejemplo:

  • No analizar: “¿Para qué analizar? Total, los requerimientos siempre cambian”.
  • No hacer diseño: “Es más fácil escribir directo el código y sobre la marcha decido el diseño”.
  • Desarrollar y no documentar: “Es mi código, nadie tiene por qué entenderlo”.
  • Liberar sin hacer un plan de pruebas: “El cliente nunca va a hacer eso, no tiene por qué fallar”.

Estos y muchos otros vicios tenemos que quitar antes de poder alfabetizar a los clientes sobre cómo funcionan las cosas en nuestra profesión.

Entre todos podemos cambiar la Industria del Software.

Bio

José Sánchez Vázquez es Licenciado en Sistemas Computacionales y cuenta con una Maestría en Habilidades Directivas. Tiene más de 10 años experiencia en desarrollo de Aplicaciones de Escritorio y Sistemas Web de los cuales los últimos 6 han estado enfocadas al Comercio Exterior. Cuena con conocimientos y experiencia en Administración de Proyectos y Análisis de Negocios.