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En la industria de TI típicamente utilizamos el término “tendencias” para referirnos a aspectos tecnológicos, tales como lenguajes o paradigmas de cómputo. Sin embargo, creo que también hay tendencias aplicadas al personal. Tan es así, que incluso el término utilizado para referirnos a las personas en nuestra industria ha ido cambiando en los últimos años: antes eran “recursos”, luego “capital humano” y ahora “talento”.
En el presente artículo compartiré algunas de las tendencias que actualmente detecto en relación a las personas en la industria de software en nuestra región.
El CV cada vez importa menos
Personalmente, para evaluar a un desarrollador, lo último que hago es ver su currículum. Lo primero que hago es buscar a la persona en internet y averiguar cosas como:
- ¿Tiene apps publicadas?, ¿qué tipo de apps ha hecho?, ¿funcionan?
- ¿Tiene código público (ej. en github)?, ¿qué tanto y en qué lenguajes?, ¿funciona bien su código?, ¿está documentado claramente?, ¿ha hecho pull requests a otros proyectos?
- ¿Tiene un blog?, ¿qué tan bien explica sus ideas? No importa si publica artículos técnicos o reflexiones filosóficas, lo importante es que pueda sintetizar y transmitir ideas de forma clara.
Tecnológicos al rescate
Érase una vez que las organizaciones de software se daban el lujo de solamente contratar a egresados de instituciones educativas “de renombre” como el Tec de Monterrey o la UNAM. Pero ante el crecimiento en la demanda de personal que ha tenido nuestra industria en los últimos 10 años, limitarse a estas instituciones es una receta para el fracaso. Adicionalmente, mi opinión (muy personal) es que los estudiantes de dichas instituciones están demasiado consentidos.
Es aquí donde creo que están entrando al rescate los Institutos y Universidades Tecnológicas. Estas instituciones forman a una gran cantidad de personas, y creo que varias están haciendo un buen trabajo al menos en el ámbito de tecnologías de información. Varios responsables de reclutamiento en empresas de software me han comentado que el grueso de las personas que han contratado en los últimos años proviene de tecnológicos.
Algo de lo que soy testigo de primera mano, es que los maestros de estas instituciones son bastante proactivos en cuanto a acercar a los alumnos a nuevas oportunidades de aprendizaje y vinculación. Por ejemplo, las sedes virtuales con más participantes en la edición más reciente de nuestro congreso en línea (SG Virtual) fueron: Instituto Tecnológico de Tlalnepantla (499), Universidad Tecnológica del Valle del Mezquital (308), Instituto Tecnológico de Piedras Negras (238), Instituto Tecnológico de Orizaba (198), Instituto Tecnológico de Querétaro (181). Otro caso que tengo cercano es el de los talleres de desarrollo de apps móviles que SG organizó recientemente: en el taller que realizamos en el ITAM (DF), cerca de la mitad de los participantes eran del Instituto Tecnológico de Celaya (a 3 horas de camino); en Monterrey, más de la mitad era del Instituto Tecnológico de Lerdo (a 4 horas de camino); en Cancún fue algo similar, con más de la mitad de los participantes provenientes de la Universidad Tecnológica de la Riviera Maya.
Valoración del diseñador
Así como las empresas se pelean por buenos desarrolladores, también lo están haciendo por buenos diseñadores. No era así unos años atrás, cuando era muy difícil conseguir un trabajo de planta como diseñador y a la gran mayoría no le quedaba otra más que freelancear. Y no solo son las agencias digitales quienes buscan diseñadores (lo cual es natural), sino también los corporativos y las grandes integradores de sistemas como Accenture o IBM.
Ahora, el conjunto de habilidades esperadas de un buen diseñador se ha ampliado significativamente en los últimos años. Hoy en día se espera que conozca de diseño de interacción y de arquitectura de información; es decir, que sea capaz de decir “esa pantalla se ve muy bonita, pero no tiene un ‘call to action’ claro y por lo tanto no es funcional”, o “de esta forma aseguramos que el usuario puede acceder a todas las funciones principales de nuestra app con un solo clic y a todas las secundarias en menos de tres clics”. Adicionalmente, el conjunto de herramientas que requiere dominar un buen diseñador se ha ampliado: desde herramientas de prototipado hasta colaboración y control de versiones. Definitivamente ya no basta con “saberle al photoshop”.
Mejor compensación como técnico
Durante la encuesta de salarios, el CTO de un corporativo me comentó que la respuesta de compensación extra anual (aguinaldo, bonos, etc.) estaba topada en 600 mil pesos y él percibía más de eso. Al decirle que “qué presumido”, me respondió: “no, quiero que los jóvenes sepan que en nuestra profesión pueden tener ese tipo de compensación”. Por otro lado, platicando recientemente con César Salazar de 500 Startups sobre la problemática de las startups para encontrar talento, yo esperaba que me dijera lo mismo que de costumbre (“¿cómo le hacemos para formar y/o encontrar desarrolladores?”); pero no, lo que me dijo fue: “estamos trabajando para que nuestras startups tengan acceso a más capital para que puedan pagar lo suficiente para atraer buenos desarrolladores”. Estos y otros casos recientes, me hacen creer que por fin en México los desarrolladores están comenzando a tener buena compensación sin necesidad de irse a posiciones de venta o administración, lo cual es una gran noticia.
En resumen, creo que es un interesante momento para los profesionistas en nuestra industria. No importa dónde o qué estudiaste; hay muchas oportunidades y bien compensadas.
Pedro Galván es cofundador y director de Software Guru
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