Mucho ojo con la “nube”

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Estoy consiente que ya no se puede ir contra la nube.

Casi toda la información que intercambiamos los humanos de texto, voz y video está en alguna nube. Hasta se sabe dónde estamos físicamente, si usamos un smartphone.

No hubiéramos tenido ningún problema si viviéramos en el mundo soñado por los Beatles de “All you need is love” y “ Give peace a chance”. Desgraciadamente estamos más cerca del mundo del “Inferno” de Dan Brown (les recomiendo su nueva novela con este título).

 Las confesiones de Edward Snowden me bajaron de la nube. Nací y fui educada en un país detrás de la cortina de hierro, por ello me quedaba claro que todos los gobiernos se espían entre sí y, que cada gobierno espía a sus contrincantes políticos. Pero que los gobiernos nos pueden espiar a todos me parecía aberrante e imposible.

Recordemos los programas de “Big Brother” (y otros similares que se producen hasta hoy en día) en los cuales la diversión de unos consiste en la observación las 24 horas de la vida de otros. Pero en estos programas por lo menos los observados se apuntaron solos y les pagan, y a nosotros ¿quién nos preguntó? y ni hablar del pago.

Además, yo tenía la idea de que el espionaje gubernamental usa sus sesudas agencias de inteligencia tipo “La fortaleza digital” (lean el primer libro de Dan Brown de 1998) y no que utiliza a las empresas particulares que manejan nuestra información personal y en las cuales hemos confiado tanto.

Se sabe dónde estoy físicamente porque uso un iPhone, se sabe que pienso, que hago y con quien me comunico porque mi correo profesional de la UNAM está operado por Google. Afortunadamente, no soy aficionada a Facebook ni a twitter (aunque confieso abiertamente a mis seguidores que tengo una cuenta solo para proteger mi identidad), pero uso diversos espacios compartidos para el trabajo colaborativo de la investigación y de docencia.

Ustedes saben que mi trabajo más importante, aparte de la docencia, es la generación de estándares (MoProSoft, ISO/IEC 29110 Perfil básico y Kuali-beh). Todos estos trabajos no son otra cosa sino la síntesis del conocimiento ya existente en Ingeniería de Software, que transmitido a los practicantes debería de servirles como el lenguaje común para intercambiar ideas y, de paso, hacer negocios. Esta es, aunque usted no lo crea, en el mundo capitalista globalizado la idea principal de los estándares – facilitar los negocios.

A mi no me preocupa que se enteren de mi trabajo, ojalá que revisen la versión preliminar del Perfil Intermedio o Kuali-beh 1.3  y me lo critiquen. Mi filosofía siempre fue y es la de compartir conocimiento. Pero no me haría gracia que mis datos o fotos personales se usaran en contra mía o de mi familia.

Si estas son las preocupaciones personales, imagínense las empresariales. 

Por supuesto las empresas grandes cercanas a la OMG (Object Management Group) ya desde 2011 se dieron cuenta de que:

“La expectación en torno a la nube ha creado una oleada de normas y la actividad de código abierto que lleva a confusión en el mercado. Los esfuerzos actuales de desarrollo de normas no son suficientes. Hay una falta de priorización en el proceso de desarrollo de estándares de nube que no toma en cuenta al cliente.” 

Por eso mismo fundaron el Cloud Standards Customer Council [1],  “Es un grupo de defensa del usuario final dedicado a la aceleración de la nube de adopción exitosa y profundizando en las cuestiones de las normas, de seguridad y de interoperabilidad que rodean la transición a la nube.”

“La misión, las estrategias y las tácticas del Consejo de Clientes de Normas de la Nube se centran en las siguientes premisas:

  • Adopción de la computación en nube es un factor clave para las empresas del siglo 21.
  • El logro de los beneficios de la computación en la nube requiere de cambios significativos, tanto para la TI como para los ejecutivos de negocios.
  • La computación en nube es percibida por los ejecutivos de negocios como una integración de TI y la historia de la productividad, más que una historia de la agilidad del negocio.
  • Practicantes de computación en la nube se beneficiarían enormemente de una comunidad profesional dinámica para impulsar el éxito local, impulsado por el negocio, y para estimular la empresa más amplia y de toda la industria a la adopción de la nube.”

Para entender más a detalle cuales son las preocupaciones de este consorcio revisen su página [1].

Mi preocupación ahora es ¿en cuál nube puedo confiar? Todavía no nos hemos liberado de los virus y otros bichos y ahora nos amenazan las nubes negras.

El hombre que ya imaginó mucho del lo que estamos viviendo fue George Orwell, que en su novela de “1984”, publicada en 1949 inventó eso de Big Brother y otros conceptos interesantes (es otra lectura que les recomiendo). Hace casi 65 años predijo muchas cosas de las que estamos testigos hoy, aunque no estaba pensando en el país que ahora es el protagonista de los hechos.

Todas estas barbaridades les escribo para que reflexionemos un poco más sobre las ventajas y desventajas del uso de la tecnología en nuestras vidas.

Referencias:

[1]www.cloud-council.org