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El contenido de este artículo es parte del libro: “El Factor Humano: Cómo triunfar (y ser feliz) en el trabajo” de Editorial Almuzara.
La influencia y el peso de la informática en el ambiente empresarial no son nuevos. Se remontan al año 1954 cuando General Electric comenzó a utilizar una computadora para procesar la nómina sus empleados. Desde entonces han ocurrido muchos acontecimientos que han transformado radicalmente el peso de las TI en las empresas. Entre los más destacables:
- Extrema propagación de los ordenadores personales, que hacen que las personas vean estos artificios como algo consustancial con la naturaleza humana. Los pertenecientes a la llamada Generación Y, son nativos digitales, es decir que han nacido ya con una computadora entre las manos.
- Altísimo grado de digitalización de las redes de telecomunicaciones, que ahora permiten transportar datos de una forma más barata y sencilla de lo que jamás se llegó a conseguir con el transporte de voz con tecnologías analógicas.
- Alta penetración de sistemas de software empresarial “empaquetados”. Cuando una empresa decide implantar un paquete de software está haciendo algo más que comprar un conjunto de programas... ¡está comprando un modelo de administración para su negocio! Ese modelo en bastantes ocasiones tiene su origen en tierras germánicas y conlleva una disciplina a la que las personas, en muchas ocasiones, no estamos acostumbrados.
- Propagación del uso de la telefonía móvil a todos los rincones del planeta y a todas las clases sociales, culturales y económicas. Posiblemente es el primer desarrollo tecnológico que en escasos veinticinco años se ha adoptado universalmente sin distinción de continente, raza, idioma, religión, edad, condición socioeconómica... ¡sencillamente, llega a todos!
Estos cambios se han venido consolidando desde mediados de la década de 1990 y hoy su peso es altísimo.
Sin embargo, el perfil de los profesionistas de las tecnologías de la información sigue siendo muy parecido al del profesional del siglo pasado. Con esto no quiero, por supuesto, decir que estos profesionales no se hayan actualizado técnicamente; la mayoría de ellos lo han hecho. Lo que pretendemos exponer es que muchos de ellos no han contado con la oportunidad de percatarse de que el nuevo modelo tecnológico requiere otro perfil de relación con el resto de los profesionales que trabajan en la empresa, con los operadores del negocio.
La dicotomía informático-usuario en el modelo antiguo era necesaria y deseable, pero no lo es ahora. Antes el informático era el encargado de escuchar los requerimientos, las necesidades e, incluso, los sueños del usuario y traducirlos a programas para que estos diesen la adecuada satisfacción. Hoy esto ha cambiado. Muchos de los mal llamados usuarios saben hoy más informática, aunque su saber pertenezca a un dominio más general y no al específico de la empresa. Sin embargo, los profesionistas de TI no son conscientes de que su nuevo papel ya no es traducir sino convencer a quienes operan el negocio para transformarlo y hacerlo más eficiente, más generador de valor, abierto al exterior, gobernado por unas reglas institucionales que, en ocasiones, no coinciden plenamente con los hábitos y costumbres que un área específica o, incluso, una persona específica venían ejerciendo hasta ahora.
Se trata de utilizar la informática y las telecomunicaciones como una palanca de transformación y modernización y no como una herramienta para mecanizar lo que antes se hacía a mano.
El asunto es muy amplio y su análisis profundo requeriría un libro dedicado a este fin, sin embargo lo que no puedo dejar de destacar es la importancia de las relaciones de colaboración entre técnicos y operadores del negocio para dotar adecuadamente de sistemas a la empresa.
Conclusión
El software no es más que un conjunto de programas con poco valor diferencial; lo que realmente constituye una ventaja competitiva son los sistemas, que podemos definir como el conjunto de herramientas técnicas de la informática y telecomunicaciones y conocimientos de negocio. Estos deben aplicarse para servir con excelencia a sus clientes, gestionarse eficientemente, adaptarse a los cambios y aprovechar eficaz y rápidamente las oportunidades de un mercado muy cambiante. No conozco ninguna empresa que haya conseguido esto sin poner un especial énfasis en las relaciones de colaboración entre todos sus trabajadores.
José Ramón Jiménez Garnica es fundador y consultor en Venture Consulting México y Piovera Consulting España. Anteriormente fue Director General de IBM España y Director General Adjunto de Banco Santander.
Blanca Jiménez Anabitarte consultor en Venture Consulting México y Piovera Consulting España. Es MBA Internacional por el IGS-Manhattan College (Lasalle).
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