Hoy, la tecnología nos permite y nos obliga a trabajar en forma colaborativa con perfiles de personas cada vez más diversos. Hace pocos años, un equipo de sistemas estaba compuesto por ingenieros que desarrollaban software manejando distintos lenguajes de programación. Con la llegada de las interfaces gráficas, tuvimos que reconocer una rama de la informática a la cual no dábamos mucho crédito: el diseño, y con ello tuvimos que comenzar a convivir con gente que vivía de la estética.