Entre el Internet original y la Web 2.0, el público encontró su sitio como actor y agente. La Web 3.0 cambia las reglas del juego con la sofisticación que implican tecnologías más inteligentes, de encriptamiento y comercio. Entre 2.0 y 3.0, conservemos el lugar central del usuario por medio de estrategias que promuevan la transparencia, el control y el uso de sugerencias.