Fallar rápido encaja con los principios DevOps, que favorecen la retroalimentación rápida y por lo tanto el aprendizaje continuo. Por medio de un ambiente que motive la experimentación, una serie de prácticas en el terreno de operaciones y ciertas herramientas tecnológicas, podemos hacer que nuestros errores ocurran rápido y de manera controlada, y que se conviertan en oportunidades de adquirir experiencias valiosas.